Un Sevilla entregado a su afición, un equipo que quería la pelota aunque el campo estuviera impracticable, un equipo que se dejó la piel en el campo (nunca mejor dicho)... pero sobre todo, un equipo que ilusiona.

Que decir de la primera mitad, un juego propio de niños en el patio del colegio. Un fútbol muy poco vistoso, para que al filo del descanso, una vez más, a balón parado, recibió un nuevo gol, en el que Palop salió a por uvas, y Llorente no desaprovechó la oportunidad. Me encanta este jugador, para mí en la actualidad, es la cabeza y los pies de este Athletic.
En la segunda parte, el vendaval de aire y agua arreció, para dar paso al vendaval de buen juego sevillista. Gran parte de culpa fue de Lautaro Acosta, que entró en el descanso por Renato. Fue un asedio total, a la portería de Gorka Iraizoz (que por cierto, vaya partidazo se marcó el vasco).

Y otro hombre clave, fue el ya mencionado, Lautaro Acosta, que es su primer gran partido desde que dejó el Lanus, y volvió a hacer disfrutar a su hinchada como lo hacía en Argentina. El "Laucha" en particular, y el sevillismo en general, fueron recompensados por insistencia, nuevamente, y en el descuento, un nuevo rebote quedó en las botas del argentino, que no volvió a perdonar.

Ahora el otro equipo de la ciudad... Veo, veo; ¿qué ves? Una cosita muy bonita...