
Hoy él me ha vuelto enseñar verdades sobre esta vida, que a veces nos da la espalda y otras veces nos alegra la vida. Esta vida tan bonita y que yo creo que debemos aceptarla como un gran regalo.
Todo el mundo que se pasa por este simple blog que me ayuda a expresarme, sabe lo que ha pasado esta noche esta noche en el Pizjuán, el cual se ha vuelto a vestir de gala para llevar en bolandas al equipo nervionense hacia la victoria.
Gran parte del segundo tiempo (casi todo), el partido transcurrió en empate. Durante todo ese tiempo, mi padre creyó como el que más. Veía a nuestro equipo en semifinales si o si.Yo creía lo mismo, pero él estaba convencidísimo.
Aunque él también decía que si no pasabamos tampoco pasaba nada, porque era el Valencia el que nos hubiera eliminado. Cuando me lo dijo yo estaba demasiado metido en el partido y no lo tomé demasiado en cuenta. Ahora ya, después de todo, esas palabras me han hecho reflexionar y es que él lleva toda la razón.

El Valencia es un equipazo mires por donde mires. Tiene una defensa de lujo, un centro del campo de arte, unas bandas de velocidad, y por suerte, no estuvo Villa, para mí el mejor delantero español en activo. Hablamos del cuarto clasificado de la mejor liga del mundo, que se dice pronto. Un equipo entrenado por un joven Unai Emery, al que le quedan todavía muchos palos.
Nos espera el Athletic Club Bilbao, de nuestro amigo Caparrós, que ya nos hizo un "favorcito" cuando entrenaba al Depor.
Sí señores estamos todos contentos, y la verdad es que yo no puedo disimularlo, no se si otros lo podran hacer. Pero yo no puedo, lo siento. Estoy radiando de felicidad. Este Nervión es una caldera en las citas grandes. Los biris han vuelto a demostrar que estan a la altura de todos.

Este artículo va dedicado a mi padre, y a todos aquellos que se hayan sentido identificados con él. Me ha demostrado que siempre hay que confiar.Y cuanto más confíe uno, más se acerca esa meta tan deseada.